La noche, señor que noche, siento el murmullo del viento que levanta esquirlas de nieve y alguna hoja muerta de su reposo en la tierra, siento en mi camino otros murmullos lejanos, como de otros vientos que se cruzan con los míos, como esas nubes con direcciones opuestas, esas que me tapan la luna y me tapan las pocas estrellas que han despertado de su sueño diurno, siento mis pisadas en la dura nieve que crepita como las llamas en el hogar de la lumbre y lanzan señales de humo por la chimenea, siento que camino sin rumbo en esta noche de invierno que hiela palabras y voluntades, siento mi cuerpo aterido por el frío, siento un halo de esperanza anudado a un sueño, siento al final del camino encontrar la paz de tu presencia, el calor de tu mirada, siento que voy a quedarme y olvidarme que un día fui andariego.
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| Saudades |
Estoy al final del camino, cuando llegues, pasa sin llamar, el hogar esta encendido
ResponderEliminarSoy yo, la que se puede liar en una noche fría, al lado de la chimenea.
ResponderEliminar!Maaaaaaaadreeee!!!!
Buen relato y buena fotografía. El camino es literatura y al final la chimenea encendida.
ResponderEliminarUn saludo cordial.
Goriot.
Noooooo, no te olvides que fuiste andariego, ahora recorre con esa sabiduría los caminos de su amor.
ResponderEliminarAbrazos
!ALBORADAAAAA!!!
ResponderEliminarMando un beso certificado que llevará la brisa a tu morada.
Homo viator, es lo que toca. Pero lo importante es seguir caminando y esperar un lugar al que llegar y si ese camino está arbolado con palabras tan hermosas como estas, mejor que mejor.
ResponderEliminarAbrazos
Summit, el hombre que, a veces, viaja por los sentimientos te da las gracias
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