DESDE MI NUBE

Estaba en la huerta cuidando mis verduritas, mis tomatitos y mis coli-flores con lazo cuando de repente el cielo se puso negro, zaino y con cara de mala leche, se jodío, sin tiempo ni para ponerme la gorrilla salva dieciocho pelos y cuarto y mitad empezaron a caer piedras, eran como huevos de gallina, me escondí abrazado a mi árbol y desde allí pedí auxilio a mi nube que vino a recogerme, subimos por encima del cielo negro ese que se estaba cagando en todo lo que en la tierra quedaba.

Tuve una huerta, sí, eso era antes del cielo negro, ahora parece que han pasado cien elefantes con sus trompas incluidas, pero no pasa nada, la vida sigue.

Todo el mundo quieto parao… se acerca una nube cargada de amazonas… monto en mi jumento y las espero, son muchas, si atacaran de una en una tendría alguna posibilidad pero como ataquen todas a una me dejan para asfalto.

Así ocurrió, me cogieron por banda derecha izquierda y medio pensionista y de Saudades nunca más se supo, me dejaron el instrumento de hacerlas suspirar entablillado, alicaído, desmadejado, nunca volvió a ser el mismo, sólo un sucedáneo.

Todas las mañanas cuando amanece le miro, no hay milagro, sigue desganado, apuntando para las rodillas.

¡Quién te ha visto y quién te ve, malaje…!!!

Así es la vida… un frenesí.

Saudades

AVISO:  Espero que ninguna dama se ría de mis males, COÑO.