ENTRE LOCOS

 
Es bien sabido que los locos hacemos lo que nos da la gana ¡pues ya está!, cogí la tumbona y me fui para el campo, sin olvidar la nevera portátil cargada de cerveza, aparqué en mitad de la nada, ni moscas, abrí la tumbona y cosa lógica me tumbé.

Abrí una cervecita y dándole al líquido espumoso me puse a mirar a las nubes que pasaban, nada más, venga a pasar nubes y más nubes, y yo feliz dándole al utensilio para apagar la sed.

Había pasado ya un enjambre de nubes y ya lo sé que no te lo crees, pero me cayó del cielo, no podía venir de otro sitio, algo que no era una nube.

¡Pues va a ser que no!

Tampoco era un abejorro despistado, tampoco, me miraba como mirando a otra parte, al vacio, pero yo sé que para sus adentros me miraba.       

Y uno, que es loco pero no tonto, se levantó de la tumbona con mucho ruido de huesos descolocados de tanta vagancia, y levantando los brazos al cielo la dijo:

¿De dónde ha salido este ángel que no merecen mis ojos?

Y va y me contesta:

“Vagaba por los mundos de la nada y me hablaron de un lugar donde un alma solitaria me esperaba”

Mientras sus ojos profundos parecían penetrar en los míos.

Yo, el loco de un día sí y otro también le dije que cansado de esperar ya no esperaba nada pero que un día soñé con ella y ese sueño siempre viaja a mi lado.

Cerré la tumbona y la olvidé junto a las cervezas, es posible que otro loco las encuentre.

Y nos marchamos cogidos de la mano a descubrir otros mundos, a descubrir si teníamos cabida dos almas solitarias en ese mundo donde habita el amor.

Saudades - 2012