lunes, 28 de mayo de 2012

¿ALDEANISMO? ... NO GRACIAS



Hubo un tiempo en que los hombres se olvidaron de los hombres y aspiraron a conquistar el cielo, esa geografía invisible donde habita Dios, concibiendo una torre que desafiara las leyes de la modestia. Aquella empresa no alcanzó su objetivo: Dios descargó su ira sobre los hombres que la habían concebido, y redujo a ruinas la torre de Babel, castigando a sus artífices a una eterna condena de incomprensión. Desde entonces, la historia de los hombres ha discurrido indisolublemente unida a los escombros de esa torre. Algunos, desengañados por aquél fracaso, decidieron encerrarse en sí mismos, en un ejercicio de egoísmo o temor a lo desconocido, y aprovecharon los cascotes de la torre para erigir murallas que los aislaran del exterior, hileras de piedras que actuaron como frontera frente al aire que respiraban sus vecinos.

Pero también hubo otros hombres, más osados o inquisitivos, que emplearon los escombros de Babel para tender puentes hacia otros hombres, en un afán por sobreponerse a aquella maldición divina que los condenaba a la incomunicación: comprendieron que nuestra misión en la tierra no consiste en atrincherarse dentro de uno mismo mediante murallas o parapetos, sino en tender la vista hacia el horizonte. El puente se convirtió así en una metáfora de la superación, en el emblema máximo de la cordialidad que desconoce las fronteras. Cada vez que un hombre cobija el anhelo de construir un puente está rebelándose contra la fatalidad y contra el legado infame de Babel. También se está rebelando contra la obstinada sinrazón del aldeanismo, porque el puente es, sobre todo, una alegoría arquitectónica que aspira a la universalidad. Dijo Heráclito que nadie se baña dos veces en el mismo río, aludiendo a la precariedad efímera de las cosas terrenales. Cada vez que alguien desafía las aguas de un río, tendiendo sobre ellos la arquitectura horizontal de un puente, está desafiando la muerte y prolongando su vida en otros paisajes y en el idioma común de la concordia.

Ojalá algún día decidamos no elevar más murallas y combatir el recuerdo de Babel con infinitos puentes que nos unan.
. . .

Dedicado a tanto nacionalismo falsario.


13 comentarios:

  1. Un escrito certero, aunque la política a mi plim, tengo que decir que los muros separan, las banderas y las ideologías, religiones y demás historias. Que con respeto el uno por el otro teniendo tus propias creencias se puede convivir bien. Esto lo trajo el poder, esos seres superiores que un día como los demás dejaran de existir, pero hasta entonces estaremos soportando este Babel.

    Besitos con mi cariño siempre amigo mío, pasa una linda semana.

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  2. Babel¡ ajá¡ por eso me llevo yo tan mal, con el idioma del inglés.
    En serio, me ha gustado mucho tu entrada.Muy buena.
    Bess

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  3. Sintonizo totalmente con tu texto, siempre he tenido un planteamiento cosmopolita, me siento ciudadana del mundo y me horrorizan las barreras impuestas por esencialismos y sentimentalismos trasnochados que imponen separaciones, rencores y odios por haber nacido aquí o allí, hablar una u otra lengua, tener un color u otro.

    Vivo en un lugar donde mantener esta posición no es fácil, pero la tengo clara. Igual me resulta odioso un nacionalismo que el vecino y eso es difícil de entender para la gente que sólo se define a partir de él.

    Felicidades, querido!! Y un beso.

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  4. Esta entrada me ha gustado mucho Sau, porque siempre he pensado eso, en lo triste que es ver cómo la gente construye murallas o se esconde en sí mismo, siempre cerrando puertas; cuando la vida está ahí fuera, el enriquecimiento personal está en la intercomunicación, en el respeto al otro, sus ideas, su religión, su color... Ojalá cada vez, como dices, haya más puentes que nos unan y nadie sea rechazado sólo por ser de un lugar u otro.

    Besitos y un fuerte abrazo (aunque sea virtual) ya sabes que no deben faltar,

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  5. Me has dejado con la boca abierta. Distinto, inesperado, imprevisible...
    Me encantó.
    Ojalá cada uno construyera aunque solo fuera un puente hacia los demás. Formaríamos una grande y mucho más noble HUMANIDAD.
    Precioso.
    Un abrazo

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  6. Muy de acuerdo con tu entrada, en lugar de levantar murallas hay que construir puentes que nos unan.

    Besitos.

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  7. Totalmente de acuerdo contigo. Estamos en una època de muchos cambios, pero confío en que llegarán el amor y la comprensión, la humildad y la humanidad y todas las cosas bellas que Dios nos dio para que las utilizaramos para nuestro bien y que no hemos sabido usarlas hasta ahora.

    Besos y buena semana Sau.

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  8. Esa coraza que nos ponemos a veces, es un muro infranqueable, solo los que nos quieren bien consiguen sortear el foso.
    Me gusta tu dedicatoria.

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  9. Me ha encantado tu relato Sau,es cierto como la vida misma,ojala todos pensaramos igual y contruyeramos esos puente amigo mio,creo que es la unica forma de que los humanos seamos eso humanos,un abrazo enorme para ti

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  10. Hola Ricardo!!!
    Yo quiero construir puentes,enlazando nuestras manos,uniéndonos a la cordialidad,comprensión y hermandad,no quiero muros que nos aislen y no nos deje comprender al ser humano.

    Buenísima entrada y dicho de esa forma tan tuya!!

    Un fuerte abrazo!!

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  11. Tender puentes, es unir las manos.
    Maravilloso lo que escribiste, te dejo un fuerte abrazo.
    Bonita semana

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  12. Este mundo debería ser un paisaje donde los puentes cada vez fuesen más largos,seguros y con mejores vistas.
    Ojalá,como bien dices,lo entendamos alguna vez y dejemos desterrada muralla alguna que pueda recordarnos la derruida Babel.
    Siento que debe hacerse,lo que no siento es que se esté haciendo e ignoro si alguna vez nuestro intelecto derribará el muro que lo habita...
    Besos.

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  13. Muy buena tu entrada!, me encantó Saudades reflexivo, así estamos por construir tantas murallas limitados a ideas, creencias y prejuicios de toda índole. Puentes con el corazón y la mente abierta, con tolerancia y respeto para una sana convivencia.
    Besossssssssss

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