viernes, 25 de marzo de 2011

CRÓNICAS DESDE LA ALDEA

La imaginación a veces se desborda y eso ocurre con estas crónicas, son los reflejos de la vida apacible en el campo que a veces deseamos pero que está solo en los sueños...
. . .
Menos mal, estaba en un sin vivir; ya tocan a retreta, ha llegado la hora del descanso después de una ajetreada mañana, la siesta fue inventada en un recóndito rincón de España, en una aldea con un solo habitante de cuyo nombre a veces ni me acuerdo… Saudades Leoncio  Arrebatacapas Quitamealláesaspajas Aysivoyconloquetedoy.


Ya lo sé que estaba inventada, COÑA, pero como el Saudades estaba separado del mundanal ruido pues la reinventó, y punto pelotas.


Enfrente de su aldea, según miras pallí  pallá había otra, Navaabejarruco Picón, con un sólo habitante, don sin din  Endalecio Endrino Endequetevi Conlapatadepalo Dijeparamimalomalomalomalo. Según cuenta la tradición, que se remonta a siglos, las dos aldeas siempre han sido enemigas, no se ajuntan, y está penado bajo multa de cantazo con piedra grande en plena coronilla el traspasar la linde que divide tan ilustres aldeas. Esta linde la marca las márgenes del famoso y nunca bien ponderado río Cagabellotasrubias, de aguas bravas, como corresponde.


Nuestro deporte favorito es ponernos de vuelta y tres cuartos desde ambas orillas, ¿qué tal perro mohíno?... “fenomenal, aquí verduleando con tu parienta…”, así pasamos las horas llueva, nieve o estemos requemaos por el calor.


La vida es muy placentera en las dos aldeas, el día a día es como la tarde tarde, o si nos ponemos puntillosos como la noche noche, está prohibido dar un palo al agua, se vive de las rentas, del rebaño de cabras ¡andapallá cacho cabra!!!,  de las tres vacas con sus terneros y el toro padre Padrone, del cacho guarro negro zaino,  bragao, meano, mediopensionista y la cacho guarra con sus lechones, de las gallinas, sus peazo huevos, sus polluelos y el jefe del gallinero, el de la cresta levantá, de la huerta que da de too un poco, ¿qué le pides una lechuga? lechugazo te arrea, ¿qué le pides unas judías verdes enlatadas? latazo que te da en todos los morros, ¿qué le pides un muslo de pollo asao?  te lo sirve con café, carajillo, y partagás.


!Qué estamos mecanizaos, pardillos...!
            

Les dejo, habitantes del mundo civilizado, que me está entrando la modorra y me da a mí en la nariz que me voy a espatarrar un ratejo.




PD.-  No entra en mis planes largar donde está mi aldea, no sea que me la roben




CRÓNICA II




Estaba el menda que suscribe pintando la mona o lo que es lo mismo, haraganeando, cuando de repente y sin que mediara intervención divina apareciste.


Maaaadre el peazo alegrón que me diste, uno que estaba alicaído, así como bajo de hierro y otras pelenguendangas fuiste la alegría de la huerta, la fiesta interminable, los fuegos artificiales del corazón, la vuelta a la niñez perdida.


Y todos te adoptamos, te quisimos a la primera mirada de frente, con boina, y fuiste uno más en la aldea con un amo y señor, el Saudades ese, el pendejo malnacio, y fuiste nuestro ojito derecho y yastá.


Hace un ratejo te estaba mirando en tus juegos de los que quería participar, pero no, me estaba vigilando desde la otra orilla el Endalecio Endrino y lo último sería que atisbara algo de humanidad en mis actos, faltaría más a estas alturas, no te jode.


Poco a poco tus carreras son más largas, estás creciendo, y poco a poco está creciendo la ternura en nosotros, aunque no quieran demostrarlo las cabras, las vacas, el toro padre, las gallinas, la guarra y el cacho guarro, el bacalao al pil-pil, el ajo arriero, el cocidito madrileño, la escudella, el lacón con grelos, el Saudades Leoncio,  incluso el envidioso Endalecio Endrino, que todo hay que decirlo.


Pero me desquito con mi Albondiguilla, así se llama, cuando nos metemos en la cabaña del tío Saudades a jugar, a hacer bobás, a ponerme de manos, perdón, de mano, la única que tengo, y mi Albondiguilla se tira por los suelos de la risa, lo malo es que mi pelo viudo, de tres metros de largo, se me suelta y va arrastrándose tras de mí como alma en pena, con lo que me cuesta hacerme la toilette  al estilo Anasagasti, como dicen los fisnos de la ciudad.


A mi pelo le tengo mucho cariño, jamás ha conocido peluquero (ni mujer no te jode) una vez le tuve criando en un tiesto con tierra fértil una semana, pa ver si daba pelillos a la mar, con el tiesto a tos los sitios y el Endalecio Endrino que me decía: ¿Qué, de macetero? Menudo cantazo le arreé a la altura de la entrepierna, pa lo que le sirve, ahora anda escocío a la patachula.


Ya no soy lo que era, el Albondiguilla me ha cambiao por dentro, ya casi le tengo afecto al “culomona”  Endalecio Endrino... Anda  apestoso,  quién te ha visto y quién te ve.


¡Cagüentoloquesemeneaenlaotraorilla...!

               
. . .
Después de poner tanto palote en mi ordenata a pedales me da a mí que el pelo viudo de la coronilla me está pidiendo que me espatarre un ratejo pa filosofar entre ronquidos, alguno los llama rugidos.




CRÓNICA III


Cuentan los trovadores que allá por el año de 2.010 de nuestra era paso por unas míseras aldeas un ser que no es de este mundo y los aldeanos que de tontos no tenían ni un pelo, le agasajaron como se merecía. Uno de los aldeanos se llamaba Saudades Leoncio el cual,  hizo el centro de su vida el apacentar su ganado (por control remoto) es para no cansarse,  y el cuidar su huerta (con riego automático) para seguir sin eslomarse,  y el machacar con improperios los castos oídos de Endalecio Endrino, su odioso vecino de la otra orilla del riachuelo.


Y así pasan los días… / y yo… aquí me ando… / y yo… aquí  bostezando… / y yo… cagüenEndalecio… / quizás, quizás, quizás…/ y así pasan los días… / y yo… achanta el mirlo que te conviene porque yo soy un menda muy legal no un menda que anda de julé por la vida… / quizás, quizás, quizás…


Un buen día pasó por allí un tipo bien parecido con apariencia de vagabundo, los que somos más de campo que las amapolas con un sólo vistazo vemos el percal, si vienen de frente o de canto, este venía atravesao. Empezamos a charlar del tiempo y poco a poco me llevó a donde él quería, me empezó a ofrecer el oro y el moro (lo segundo no me interesa) me ofreció mujeres de lo mejorcito, me ofreció un reino para reinar a cambio de una bagatela, mi alma. Ya olía a azufre que tiraba para atrás y yo como quien ve llover.  El pelenguendanga se creía que me tenía en el bote, pobre pardillo, no sabía con quién se la estaba jugando.


Saqué la botella del licor de guindillas escalfás regadas con polvos pica-pica, le escancié un vaso generoso y se lo cepilló de un trago…


Empezaron a oírse como choques de trenes en sus tripas, salía humo por las orejas, se puso más colorao que de costumbre, parecía una vaca pariendo el jodío… salió de allí pitando leches,  a reacción.
                

Apareció al cabo en la aldea de mi íntimo enemigo Endalecio Endrino, no pasó mucho tiempo para que saliera de allí cagando leches… como alma que lleva el Diablo.


Moraleja: “Busque, compare, y si encuentra algo mejor… me lo quedo yo, no te jode (ya me equivoqué de moralina, Coño) la buena: ¡Nunca intentes comprar un alma que no está en venta!




CRÓNICA IV





Hoy, el Saudades Leoncio se ha levantado alicaído, alicorto, una despelujá le ha dicho que no le ajunta, el toro padre Padrone al verme en ese estado lastimoso me ha regalado un ¡MUUUUU! quejumbroso, y me ha hundido más, las gallinas no ponen huevos, el huerto no da de , el gallo no monta, el Endalecio Endrino no se mete conmigo, estamos en un sin vivir.


Aún así voy a darme un voltio, pequeño, por los paisajes del alma…
Recuerdo en otra vida (más que los gatos el jodío) que me dio por contar los granos de arena de una playa, ya llevaba tropecientos billones, o más, y aún me quedaba una inmensidad, ya estaba hasta el pelo viudo de eso que llevo encima de los hombros, algunos lo llaman cabeza y que sirve para aposentar eso que llaman cerebro, yo lo llamo “caja de resonancias”… la doy un capón y suena a hueco.


 ¡Quién se ha reído, COÑO!!


Cogí en la palma de mi mano un grano de arena, le miré de canto, de frente, de costao, por el culo, y de , no lo veía, no adivinaba que ese era yo, un grano perdido en la inmensidad infinita, y encima huero… Amos, amos, amos.


El grano tuvo otras vidas, en unas hacía de sietemachos, en otras de matón de barrio, en otras de cruzado, en otras de caballero montado en su jumento, en otras de pasota, y en la última, esta, de haragán, le dio por pensar una vez… pensó que no vale la pena pensar, ni soñar, ni amar, ni compartir, ni dar calor, ni ayudar a quien lo necesita.




CRÓNICA V


Practicando el noble deporte de ponernos a parir, mi intimo enemigo Endalecio Endrino y el Saudades,  por el rabillo del ojo vi que bajaba por el montecillo el Tarsicio Tolomeo Alzalapataqueteendiño Toloquevesesmíojodetemamón el cacique de Orejillas con una bandera blanca, en son de paz, detrás venía el cabrón Guevazosgordos con un clavel en la boca en plan sumiso.
            

- ¿Qué le trae por estos andurriales al Tarsicio Tolomeo?


- “Pues ya ve usted señor Saudades Leoncio, vengo con mi cabrón pa ver si le puede dar unas montadillas un ratejo a la cabra Revoltosa, el pobre necesita desfogarse”


- “Pues me pega a mí que va a ser que no, la Revoltosa nació santa y virgen morirá, y es más, el Saudades Leoncio nació santo varón y sin catarlo sigue, no sabe lo que es mujer ni falta que le hace”


- “Pues si quiere señor Saudades le traigo una manceba de Orejillas para que se desfogue un ratejo y le coja el gustirrinin a esos menesteres”


- “Sepa usted señor Tarsicio Tolomeo que en esta santa casa no admito guarrindonguerías de ese calibre, aquí me desfogo poniendo a caldo al Endalecio Endrino, mi enemigo más cercano y yastá


En vista de lo visto y como no llegaba el acuerdo sobre el cabrón y la cabra el Saudades sacó la botella de licor para las visitas no deseadas (licor de guindillas escalfas rebajás con polvos pica-pica) y le arreó un buen vaso al Tarsicio.


Este,  sin más, se lo endiñó del riau, se quedó pasmao, primero morao, luego verde sucio, luego rojo tomatero, luego se le puso cara de gilipollas bobalicón, los ojos le caían como cabra en celo… de repente se puso a cantar “Asturias patria querida… / Asturias de mis amores…”


Se levantó, y sin más salió haciendo eses montecillo arriba, pedorreaba como una moto y el cabrón, detrás, tratando de esquivar las balas.


¡Porca miseria!


El Saudades siguió a lo suyo, cagarse en todo lo que se movía al otro lado del río y el Endalecio Endrino con las mismas pelenguendangas, cagarse en todo lo que se menea a esta margen…


¡Así es la vida, un frenesí…!




CRÓNICA VI


Sucedió un día de aquellos, soy malísimo para las fechas, estaba dando un paseo el de dos patas y el de cuatro, el jardín era digno de una reinona y claro que estaba allí la reina, la reina de corazones nada más y nada menos, me subí los pantalones alicaídos, metí barriga, saqué pecho y pallá que me fui por derecho, estaba leyendo un libro, saqué el Marca, lectura intelectual como es sabido y empecé a leer las cosas que manejamos la gente de la cultura, que si CR7 por aquí, que si Messi por allá, que si el árbitro la pifió, que si fulanito quiere ganar lo mismo que menganito, lo de siempre.            

Al rato la reinona dijo ¡ejem! así como para entablar conversación,  yo a lo mío, ella empezó a acariciar al albondiguilla y yo impasible, a lo mío, ella dijo ¡qué buena tarde, se respira paz!  el cuatro patas le dio un ladrido de asentimiento, yo a lo mío, la reinona me miró descará, la veía a través de las gafas culo botella, así como quien dice un poco borrosa, me quité los fondos de botella, parsimoniosamente la miré, tanteé las posibilidades, me dije para mis adentros,  ¡adelante machote!, la sonreí y la dije que la tarde era mucho más hermosa por su presencia, que los pájaros trinaban para ella, que mis ojos no estaban acostumbrados a la contemplación de la belleza que ella transpiraba, que las nubes se apartaban para que la luz la contemplara… que si patatin, que si patatán, que nos cogimos de la mano y me invitó a bailar un vals, que si parecíamos dos almas meciéndose al ritmo de las olas, que no es nada del otro mundo, esto pasa incluso en las mejores familias, que me lancé y le arreé un beso atornillao que no había manera de dasatornillar  y allí nos quedamos disfrutando del boca a boca y tiro porqué me toca, el cuatro patas ya se estaba mosqueando, topamí, napaél, ya vendrán tiempos mejores, al fin me solté para respirar aire impuro después de respirar la pureza de su alma, (cosas que pasan), que nos fuimos a descubrir el mundo y descubrió el edén aldeano del gavioto este y le encantó, tanto que se quiso quedar… ¡alto tropa, todo el mundo quieto parao! esas son palabras mayores, el templo que jamás fue hoyado por ninguna despelujá corría el peligro de ser mancillado, mi juramento de tonto la higa corría peligro, uno que siempre tuvo como máxima “buey sólo bien se lame” veía el edificio de su existencia desmoronarse… y se desmoronó.


Se quedó cien lunas con sus cien soles y me enseñó lo que es amar con MAYÚSCULAS… han pasado otras cien lunas y aquí sigue la despelujá, no sé que tiene la aldea y el aldeano que a mi reinona le gusta una barbaridad, yo sé que eso que tanto le gusta no está a la vista, lo tengo bajo el refajo (cuanta mal pensá) está en el fondo de mi alma, el alma de un simple que entregó su vida para amar, a las piedras, a las aves, a las estrellas, a la luna, al o sole mío, al albondiguilla, al carnero Resoplíos, al gallo Crestatiesa, al cerdo Guarreras, a la alondra y al verderín, al ruiseñor que todas las tardes nos dedica una canción, pero eso no es , aprendí a amar a mi reina y la amé a todas horas, medias horas, cuarto de horas, minutejos, segundejos (plasta), incluso en las noches en que ululaba el viento se oía muy por encima su nombre hecho canción.


¿Joder, y pensar que alguna buena persona lee a este zumbao?


Pasaron muchas lunas, ahora se ve corretear por la aldea niños y más niños, yo no sé cómo han venido pero como todas las noches y fiestas de guardar estamos encargándolos pues es lo que pasa, y como no tenemos farmacia ni pienso hacer una retirada a tiempo pues que quieres que te diga, la prole es el orgullo del cantamañanas y la reina, y si tienen que venir más pues que vengan que la reina y el rey consorte tienen el deseo de hacer de la aldea unipersonal en otros tiempos, un pueblo.




CRÓNICA VII









Fue una aventurilla como otra cualquiera montado en mi jumento, fue al principio de asentar mis posaderas en mi aldea cuando las ansias de libertad y de conocimiento me mandaron a recorrer ese mundo inhóspito que me rodeaba, realmente fue un gran descubrimiento, creía que detrás de las torres de las iglesias de las dos o tres aldeas que conocía solo existía la nada, pude comprobar que la nada era mi minúsculo mundo comparado con la inmensidad de lo desconocido, pude ver expandirse ante mis ojos paisajes y paisanos impensables para mi, pude ver ciudades que parecían enjambres con sus múltiples colmenas, pude ver la vida vertiginosa  a la que no podía asimilar, pude ver personas que no se saludaban porque no se conocían, todo era nuevo para mí, pude ver filas indias haciendo cola para entrar en un lugar que llamaban cinematógrafo, otros hacían cola para comprar el pan otros discutían acaloradamente y otros se besaban y hacían arrumacos en un parque; creí volverme loco perdido en un mundo que no era el mío y ya echaba de menos mi oasis de libertad, me parecía respirar aires impuros con muchas mezclas de olores, veía unos vehículos llamados a motor que estaban empeñados en mandarnos al otro barrio al jumento y a mí, yo me tocaba la cara, los brazos para ver si aún estaba en el mundo de los vivos, y estaba, yo miraba a mi alrededor y nada me traía recuerdos, todo nuevo y viejo al mismo tiempo, pude llegar a un sitio tranquilo, tenían bancos de madera, allí aparqué al jumento, me bajé y me senté en un banco, me daba coscorrones en la cabeza para poder despertar pero no despertaba, caí en la cuenta que un anciano sentado al otro extremo del banco me miraba con cara risueña, y me preguntó: ¿Qué le pasa buen hombre?, le miré atónito y le dije: ¡Acabo de nacer, pero no me gusta este mundo, quiero volver al de ayer! Es posible que no me comprendiera, es posible que me tomara por uno más de esos locos que fabrica la ciudad, pero no estoy en su pellejo ni en su mundo para poder comprenderlo o que me comprenda.
Monté en el jumento y emprendí el regreso a mis campos, a mi río, a esta aldea de la que nunca más he vuelto a salir, ni ganas tengo. Desde entonces me dedico a la vida contemplativa, me dedico a escribir paridas, me dedico a mi huerta, a mis animalicos y a mi Endalecio Endrino que son lo mejor que me ha pasado, bueno, no es del todo cierto, una vez vi una mujer, para mi fue una aparición, es demasiado difícil para contar a mis cortas entendederas, pero desde aquél día no he dejado de soñar…




CRÓNICA VIIII




Endalecio Endrino, mi íntimo enemigo de la otra orilla aquí está, le hice una retrataura,  es más guarro que el tío Aspirino que se bañó una vez en una palangana y casi se ahoga, desde aquella tiene terror al agua.

       





Hoy ha salido el sol allá por el horizonte, los campos rezuman agua de la jartá a llover de varios días pero todo sea por esa primavera que va a estar a reventar. Como yo, que estoy que reviento de satisfacción, la vaca Escocía ha tenido un ternero que está más guapo que el dueño, y ya es decir. Todo sea por la gran familia de la aldea unipersonal, familia que hace tiempo pasó de ser numerosa a ser un pequeño ejército de tragones pues lo único que saben hacer es comer, beber, pedorrear y cagarse en todo lo que se menea.
Ayer pasó por aquí el curilla de Orejillas pa pedir una limosna pa los chinitos. Yo le dije que porqué no pedía para los de este país en descomposición, se rascó la calva y como un iluminado me dijo que tenía razón y ya se le ve por todas las aldeíllas pidiendo por todos los de la boina atravesá, como está mandao.
Me siento a la puerta de la cabaña del tío Saudades, a mi lado el albondiguilla oteando el horizonte, me rasco la calva, sale humo, pienso, la jodimos tía Eufrasia, veo allá por el horizonte mi tropa de cuatro patas pastando, está todo en orden, no pasa de , la vida sigue, le pego un lingotazo al porrón del vino de la cosecha del 2004, calidad extra-super, enciendo el cigarrillo de contrabando, me espatarro un ratejo, me despierta el ronquido talla XL, se nota que tengo la conciencia tranquila, me levanto, veo que Endalecio Endrino está remolón, engancho una piedra, se la tiro, le pasa rozando el larguero.
Otra vez será.




CRÓNICA IX
        




Es cierto, no dejo de pensar en el momento de espatárrarme un ratejo, de tomar mi cervecita con sus barcos de patatas finas de la huerta, con sus anchoas y boquerones del río, las aceitunas de mis olivos y los tacos de jamón de mis cacho guarros, pata negra aldeana.
Son esas ilusiones pequeñas que hacen una vida más grande, aquí el marqués de la aldea unipersonal nunca ha tenido grandes ilusiones porque la vida son pequeños momentos unidos como eslabones de cadena, ¿de qué me sirve desear lo que nunca he tenido y lo que apenas sé si existe?  de de .
El albondiguilla  un día se presentó sin haberlo llamado, y aquí está como uno más, los días vinieron como continuación de las noches, el sol nos da luz y calor y la luna me da a mí que tiene una cuenta pendiente con el Saudades, todas las noches la cuento historias y no me contesta con ná de ná.
Pues que sepa la señá luna que a mí como si se va a otra aldea, yastá.
Estoy de lunas luneras hasta el pelo viudo que se fue, y ahora voy y me espatarro otro ratejo que la vida en el campo es mu cansá.




CRÓNICA X


Panegírico al amigo que se fue:




                


Hoy amanece triste el cielo, las nubes nos traen lluvia que humedecen las lágrimas de un alma sin consuelo, se nos ha ido por los caminos del olvido para muchos, pero no para mí.
No tengo palabras, ayer, jugando con el albondiguilla, él, que ignora la importancia de los símbolos le pegó un muerde al pelo viudo y salió corriendo… allá que se marchó para no volver mi pelo, aquél que enviudó de otros pelos hace varios lustros, aquél que era orgullo del dueño de la cocorota donde reinaba, aquél que me acompañó en tantas batallas, en tantas justas, aquél que dirigía el tiro de piedra a la calva de Eleuterio Endrino, aquél que me acompañaba en mis sueños y vivencias, el motivo de mis largas horas de toilette.
No tengo palabras,  (joder si las llega a tener el pendejo) las cabras y el cabrón no tienen ganas de , las vacas y el toro padre Padrone ni leche, las gallinas y el jefe del gallinero a moco tendido, las guarras y el guarro… más guarros cada día.
No tengo palabras, estoy preparando  así desganao la caja, le acompañará para el largo viaje un licor de frutos del campo, un jamón pata negra, un chorizo de Pamplona, unos pescaítos fritos, todo sea porque no pase hambre en el tránsito.
No tengo palabras, estoy que no vivo en mí, me falta la antena parabólica, el faro que dirigía mis pasos, el tupé que me cubría los ojazos, la sombrilla en las tardes de estío, su alegría cuando la brisa le acariciaba.
No tengo palabras, (peazo plasta) estoy seguro que las verdes praderas te van a echar de menos, pero allí descansarás, en esa tierra que te vio nacer, crecer, desarrolarte… y palmarla.
¡No tengo palabras… !
!Pues cállate COÑO…!

PD.- El libro de condolencias quedará instalado en la puerta de entrada a la aldea unipersonal, se ruega el silencio y el decoro debido a las circunstancias, Gracias.


CRÓNICA XI



                  
El cartero siempre llama dos veces:

Estoy que no quepo en mi, ma llamao el cartero de Orejillas que tengo un paquete contra reembolso, voy pallá con el jumento y me encuentro el paquetón, lo que pesa el jodío. Lo subimos entre dos a la grupa y pallí pallá que nos vamos.
Llego, lo bajo con mucho trabajo, abro la caja...
¡La madre que me largó al mundo, Facundo!
¡Una mujer!!!!!!!!!
¿Y que hace ahora el aldeano?
Si no sé pa que sirven esos paratos con ojos y encima que me miran como gata en celo, me cabreo me asomo y veo al Endalecio Endrino fisgando desde la otra orilla, cojo una piedra, se la tiro y le pasa rozando el careto, otra vez será, me vuelvo la miro, la remiro, pienso ¿pa qué servirá? Me pregunto.
Agarro un clavo y el martillo, la cojo, la arrimo a la pared y la clavo.
¿Quién será el zarrapastroso que me ha mandao una foto de una tía?
        
           

Seguro que ha sido el hijo de mala madre de Endalecio Endrino que se está retorciendo de la risa, el hijo de veinte padres, o más.
Y así pasan los días, uno tras otro ¿y las tardes? no digamos.


CRÓNICA XII


       


Preparando una guerra de guerrillas a cantazos contra el Endalecio Endrino, veo bajar por el montecillo montado en la borrica como quien no quiere la cosa a Críspulo el Caragrajo, el hijo de la tía Franca la Ojopallá, y le veo que lleva unos cartelones bajo el brazo.
Pa quien no lo sepa el tío Crispulo se dice que se ha metío a la política, él que es el más borrico del pueblo, él que fue una vez a la escuela y le echaron de allí a gorrazos para no pervertir al personal. Pero así es la política en el pueblo, se dedica a esos menesteres el que no sirve pa otra cosa, sólo pa eso, pa joder a todo el personal.
¿Pues no me viene el ñoño a quererme poner en mi aldea un cartelón pa las próximas elecciones?
Y le digo:
-“Como atravieses la linde gañán te va a caer una lluvia de piedras como no la has visto en tu vida”
Y me suelta:
-“No será pa tanto señor Saudades”
. . .
Escalabrao... se le ve montado en la borrica montecillo arriba con un pañuelo a la cabeza, bien apretao pa que no sangre.
Son las cosas de la política, que no están los mejores, luego están los peores.
Si brutos somos en la aldea, pero no tontos.





Saudades
 



PD.- Se ruega una oración para que le sean perdonadas sus patadas lingüísticas, se nota que el pobre sólo se asomó a la ventana de una escuela.

Amén



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4 comentarios:

  1. Señor aldeano Saudades, soy una amante de la vida bucólica en contacto con la naturaleza, me gustan los animales de granja, la huerta y la vida placentera lejos del mundanal ruido.

    Me ofrezco como curranta a tiempo completo a cambio de comida y techo, aunque el techo puedo poner el de mi tienda de campaña, no hago ruido ni molesto, soy callada y soñadora.

    Espero su respuesta y ya me está faltando tiempo para hacer la mochila.

    Le saluda atentamente: Susana

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  2. Mi buena señá Susana, me pone usted en un brete ya que el aldeano nunca ha conocido mujer ni los múltiples problemas que acarrea. Mi vida consta de tres patas: mi enemigo Endalecio Endrino, el albondiguilla y el resto de animalejos y la huerta.

    Me dijeron una vez que la primera mujer engañó al tonto el haba del primer hombre y no seré yo el último pardillo.

    De todas formas en la linde de la aldea, de puertas afuera se puede usted instalar que de comercio y de bebercio no le faltará... pero a distancia.

    Le saludan atentamente el Saudades y el albondiguilla.

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  3. Vaya, vaya, menudo lío que me he formado yo leyendo las dos entradas, entre el español de España, el castellano de Castilla, y el español de mi cubaneo, joderrrrrrrrrr.
    Ahora entro a la aldea, juego con un perrillo, miro alelada a las vacas pastando, el vecino de la esquina me mira incrédulo, diciendo: Y quién hostias es esa, pero aquí estoy, porque lo importante son los saudades, lo demás se va al traste, y que diera un mogollónnnnnnnn, porque el mundo no estuviera tan dividido, y que me encanta mi lengua, en fin...HISPANIDAD.

    Gracias por las carcajadas de esta mañana de sábado que falta hacen, porque mira que hay lágrimas..COÑOOOOOOOOOOOOOOO

    Saluditos muchos y felíz semana

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  4. Alborada, es un placer ese rico son cubano, esos aires que tan bien representa la poesía que llevas en el alma, sueño en ese día en que todos nos podamos llamar "hermano" que nuestras manos estén para dar, no para quitar, que la sonrisa no sea una foto en nuestra cara, sea una realidad, y eso, algunas veces, quiero transmitir, sonrisas.

    Gracias,

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