EL VALLE DE LAS AMAZONAS

Estaba pensando, ya es raro, dándole vueltas al mapa para ver si me quedaba tierra virgen por descubrir, ni tierra ni vírgenes que hay mucho listo que va de conquistador y no se dan cuenta que son ellas las que les doman, pero eso es otro cantar, yo necesito tierra sin explorar, paisajes nuevos, tierras perdidas en el olvido, estamos cansados Stradivarius y el que va encima de recorrer mil veces todos los pueblos y aldeas, de mirar de lejos las grandes ciudades, no nos gustan, de asomarnos a los mares y océanos que nos circundan, de mojar las canillas y dejar nuestras huellas en la arena, de perseguir quimeras.

En un lugar recóndito del mapa, allí según miras para el norte y rodeado de montañas se ve el Valle de las Amazonas, ensillo al cuatro patas, le monto de un salto y allá vamos a conquistar nuevas tierras o morir en el intento, pasan los días, las semanas, el frío cada vez es más intenso pero vamos camino del hogar, nuevo hogar si las amazonas admiten al loco de las canillas al aire.

Desde lo más alto de la más alta montaña, chulos que somos, divisamos un valle todo verde, como yo, con grandes bosques y en medio una aldea rodeada de empalizadas, allá vamos el loco de encima y el más listo que el hambre, Stradivarius, él huele a yeguas, el loco no huele ná de ná, solo divisa con sus ojirris carne fresca no la suya que parece tasajo secado al humo.

 

Cuenta la leyenda que Stradivarius fue muy feliz en el Valle de las Amazonas rodeado de yeguas y de paz, el loco de las canillas al aire ya fue otro cantar, las amazonas, que se las saben todas, le utilizaron un tiempo como “objeto sexual”, pasaba de mano en mano mientras duró, llegó ya un momento en que el tolón tolón exhausto, ya no tañía y como objeto sexual  inservible lo devolvieron al bosque, a la noche, a la intemperie.

Y cuentan los trovadores que cada noche se ve vagar por el bosque un espectro, camina sin rumbo, perdido, la luz se marchó de sus ojos, sólo le quedan vagos recuerdos, pero volverá a las andadas, es su sino.

 

Así es la vida… un frenesí.

 

Saudades - 2013

Conciencia: A veces siento pena del loco que me ha tocado, es un soñador pero también un perdedor, aun así es feliz a su manera, se conforma con muy poco.