Alrededor de la Corte de los Austrias existía un amplio número
de bufones y personajes monstruosos, muchos de ellos retratados a la perfección
por los pinceles de Velázquez. Además de su faceta lúdica, alrededor de ellos
existía cierto morbo por su mítica capacidad sexual. Y es que el sexo en la
Edad Moderna tuvo un destacado papel, a pesar de la represión impuesta por la
Iglesia contrarreformista. Las instrucciones de los confesores en los libros de
espiritualidad o en los sermones se hacia continua referencia al sexo. Era
necesario construir una moral colectiva que persiguiera el placer por lo que,
desde los púlpitos, el sexo fue perseguido y se impuso el puritanismo. El
propio Carlos I aconsejaba a su hijo Felipe II. "Yo os ruego, hijo, que se
os acuerde de que, pues no auréys, como estoy cierto que será, tocado a otra
mujer que la vuestra, que no os metáys en otras vellaqueryas después de casado,
porque serya el mal y pecado muy mayor para con Dyos y con el mundo". El
propio Felipe señalaba al justicia de Valencia en 1565: "hay algunas
personas seglares, casadas y solteras, que biven profanamente teniendo
concubinas públicas, (...) mandamos que proveays por la mexor manera que los
que están en pecado sean exemplarmente castigados".
La Inquisición dirigió
sus pasos hacia la eliminación de la creencia de que la fornicación no era
pecado. El adulterio era severamente castigado, llegando a la muerte por
apedreamiento. Todas estas represiones indican que el sexo estaba a la orden
del día en el siglo de Oro español y que la sociedad no era tan pía como la
Iglesia y el Estado pretendían demostrar.
A
lo largo del siglo XVII empieza a ganar en popularidad la figura del marido consentido, cornudo
complaciente que no duda en prostituir a su mujer. Numerosas comedias teatrales
incluyen este personaje en sus tramas y algunos se quejan del trato recibido
por los amantes de sus esposas. Uno de ellos llega a reprimir al despechado
amante, que convencido de que la moza se acuesta con un tercero, intenta
castigar la osadía con un golpe en el rostro, diciendo el marido que él no
entra en cuestiones de celos pero que en la cara no la pegue porque le daña el
negocio. El marido engañado por su mujer podía ejercer la justicia por su
cuenta, siempre que sorprendiera a los amantes "in fraganti". Para
ello necesitaba a un testigo y tenía que matar a ambos. El honor llevaba a
cumplir con la condena pero la razón llevaría a más de un marido engañado a
volver la cara hacia otro lado. Numerosos viajeros extranjeros se hacen eco del
desenfreno sexual que se vivía en algunos ambientes de la Corte. Brunel comentó
que "no hay nadie que no mantenga a una querida o que no caiga en las
redes amorosas de una prostituta".
El propio rey Felipe IV es un claro ejemplo de don Juan. Sus
hijos naturales se elevan a la treintena, aunque sólo reconociera a uno, don
Juan José de Austria, fruto de las relaciones con una actriz conocida como la
"Calderona". Sus amantes son innumerables y se contaban entre todas
las clases sociales. Tras las relaciones con el monarca, todas tenían reservado
el mismo destino: el convento. Una mujer que había sido tocada por el monarca,
sólo podía estar cerca de Dios. Por esta razón una cortesana rechazó el amor
del rey respondiendo: "Majestad, no tengo vocación de monja". Otro de
los grandes amantes del siglo XVI será don Juan de Tassis, el famoso conde de
Villamediana, rival del propio Felipe IV. Los mentideros cortesanos apuntan a
un posible amorío entre el conde y la reina, doña Isabel de Borbón. Don Juan
murió de manera violenta, apuntándose a la mano del rey como la que ordenó su
asesinato.
El
clero tampoco estuvo exento de esta fiebre sexual. El celibato eclesiástico se
llevaba muy mal y era frecuente la manceba que acompañaba a los sacerdotes,
incluso a los inquisidores. La figura del clérigo solicitante, será duramente
castigada por el Santo Oficio. Entre Toledo, Zaragoza y Granada ofrecen 320
casos entre 1540-1700. El clérigo Marco Antonio Ávila será procesado en 1608
por haber solicitado desde su confesionario los amores de 29 mujeres. La
prostitución será una de las salidas más frecuentes a estos ardores sexuales
con los que la sociedad aristocrática española parecía convivir. Como bien dice
García Cárcel: "este despliegue de energías sexuales tuvo los contrapesos
de una religiosidad obsesiva y la fijación por las pautas conductivas que
marcaba el honor social".
¿Qué
tendrá la carne? !RELECHES!!!
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Cherchez la femme
ResponderEliminarEt quand nous truvons nous rend fort
ResponderEliminarBuffff...tenían más lío que un nudo marinero. El sexo es una necesidad del cuerpo y una liberación para la mente, y si no, que le pregunten a las Bellas del loco Sau como andan paquípallá. Riau riau!
ResponderEliminarBesos festivaleros!
El sexo era pecaminoso pero los mismos inquisidores y curas tenían sus mancebas y aquí el que no corre vuela, que se lo pregunten a la Bella Dorotea la que alza la ...
EliminarBesos a troche y moche.
La hipocresía siempre ha existido. "Dime de qué presumes y te diré de qué careces". Lo natural llega a convertirse, gracias a las normas establecidas por aquellos que las incumplen, en pecado y prohibido.
ResponderEliminarAinsss, Sau, la jodienda (con perdón) que no tiene enmienda.
Un besoteee.
Detalles me declaro ferviente pecador y quien esté libre de pecado... no sabe lo que se pierde, !RELECHES!!!
EliminarPero que cosas tenían nuestros antepasados, ahora que nadie se quedaba sin catarlo, que jodios.
Besos.
Por mi tierra hay una frase que dice así: "la jodienda no tiene enmienda", así que es lógico que en cualquier etapa histórica el sexo esté presente incluso en el arte. El sexo forma parte de la vida, el problema empieza cuando se trata de esconderlo o se ve pecado en ello. La represión y la prohibición siempre alimenta la desproporción y convierte lo natural en algo artificial y oscuro.
ResponderEliminarInteresante post
Saludos
No hay nada más natural que utilizar los atributos de nuestro cuerpo para dar y sentir placer aparte de para procrear. Lo que es muy triste es que aún hoy en pleno siglo XXI en algunas religiones se ahorque al homosexual por el terrible pecado, para ellos, de nacer en un cuerpo equivocado o apedrear hasta la muerte a la adúltera, esa esclava del hombre.
EliminarUn abrazo.
Me pregunto simplemente si este país siempre fue así de hipócrita
ResponderEliminarpredicando con el NO ejemplo
hablas de sexo pero como podrías hablar de mil cosas
quien hizo la ley hizo la trampa especialmente para el mismo , no?
en fin
ya sabes que me repatea hablar de ciertas cosas y no precisamente de sexo jajaja
un beso
MaRía la hipocresía está a la orden del día, yo entiendo que los servidores de la Iglesia deberían poderse casar, lo veo algo tan natural que lo demás es contra natura, son seres humanos como el resto y con las mismas debilidades o necesidades y el celibato tiene muy malas consecuencias, pero todos sabemos que algunas cosas caminan varios siglos por detrás de la civilización.
EliminarBesos.
Yo no sé si nací en una aldea "rara" Sau
EliminarEl cura que tuvimos durante muchos años, hasta que la cirrosis acabó con el, era la persona más liberal que conocí en mi infancia ,mientras las monjas nos prohibían todo y todo era pecado, este nos daba los viernes de manera voluntaria clase de sexualidad, habla de cualquier tema sin tapujos y hacía del sexo la cosa más natural del mundo ( así salimos todos los de la pandilla jajajaaaaaaaaaaaaaa- de hecho me casé con uno de los niños que iba a las clases al cabo de los años-)
El tenía pareja , sí pareja , vivían separados, por lógica pero en cualquier evento, fiesta, excursión, etc iba con ella y los feligreses jamás rechazaron esa relación, al revés fue un hombre muy querido
Ahora tenemos otro que es un bailón de narices jajajajajaaaaaaaaa hace corros con las señoras y anima la fiesta como pocos
eso si es ser Iglesia, unir a las personas y predicar con el ejemplo moral, no con lo que unas leyes obsoletas dictan
otro besito
MaRía yo he sido monaguillo, qué rico estaba el vino, más tarde hacía las fotos de comuniones, bautizos y bodas de amigos sin cobrar un duro, por afición, y tuve muy buena relación con algunos sacerdotes, gentes fenomenales pero les faltaba algo, esa compañera que la Iglesia les negaba pero que casi todos tenían bajo cuerda, muchos "sobrinos" de curas había y seguirá habiendo y es un actitud muy retrógrada en la Iglesia, son hombres y mujeres como los demás y con las mismas necesidades.
EliminarBeso va, beso viene y que rico sabe.
Si los feligreses hacían tanto caso en esta cuestión al púlpito como Felipe II a su buen padre, entonces no me extraña que el medioevo fuera "la casa de tócame Roque".
ResponderEliminarLa respuesta de la cortesana que no quiere acabar en el convento como novia de Dios no tiene desperdicio.
Me gustaría que se descartara el celibato como compromiso del sacerdocio, no veo porque el amor carnal está reñido con el amor a Dios. Y habría en el mundo muchos más sacerdotes, más humanos y ligados al mundo, con más hijos y menos sobrinos ;)
Gracias Sau, rebosas ingenio. Un beso
Mere el problema de la Iglesia es que camina muy por detrás de la civilización cuando tendría que ser uno de los pilares, para los creyentes, que encabezara el movimiento al futuro. Son multitud los seminaristas o sacerdotes que abandonan por no poder regularizar como hijos a los que el mundo conoce por "sobrinos", es una pena que tengan que vivir sus necesidades como hombres y mujeres a escondidas.
EliminarBesos.
Me hace gracia que hables de lo casanova que era Felipe IV ahora que estoy viendo la serie de tv de Alatriste, en la que claramente se muestra como en la época la sexualidad se ocultaba, pero eso no significa que no existiera ni mucho menos! Me ha encantado la frase de No tengo vocación de monja, jajajaja es la respuesta perfecta!
ResponderEliminarUn abrazo Sau, interesante entrada ^^
Irial en todas las épocas atan a los perro con longaniza, no iba a ser menos en ese siglo tan interesante donde se ocultaban las formas aunque estaban en boca de todos. Hay cosas que no tienen enmienda.
EliminarUn abrazo.