Es triste, muy triste ver como se ha
establecido la ley del silencio, omertá, ante los desmanes de tanto filibustero que se
autoproclama “nacionalista”
Son ya muchos años, demasiados, en los que
nuestros políticos así como los historiadores y el mundo de la información se
pliegan ante ese mundo de mentira y falsedad histórica en el que se
desenvuelven los inventores de afrentas y naciones que nunca han sido, los
gobiernos centrales, tanto del PP como del PSOE han hecho dejación de sus responsabilidades
en Cataluña, permitiendo al nacionalismo aldeano y falso moldear a la sociedad
catalana a su imagen y semejanza, ahondando las diferencias, inventadas en
muchos casos, falsificando de forma escandalosa la Historia e inventándose
agravios inexistentes.
Fue un presidente del Gobierno de la Nación quién frenó a la Justicia
cuando debía intervenir por el caso Banca Catalana que nos costó a todos los
españoles trecientos mil millones de pesetas y cuyo principal artífice fue el
“Molt Honorable” Jordi Pujol, padre y tutor del nacionalismo catalán moderno,
lo cual le dio alas para seguir empecinado en sus fechorias envuelto en la
senyera y sabiéndose intocable y necesario para los gobiernos de la nación.
Si un
presidente ha podido estar durante muchos años cometiendo, permitiendo o
favoreciendo supuestos delitos relacionados con la cosa pública y no se ha
sabido nada es porque, en realidad todos los sabían. Lo sabían los políticos y
por eso una vez se le escapó a Pascual Maragall lo del 3%, lo sabían, como no,
los empresarios que pensaban, y piensan, que mejor callar y pagar que denunciar
porque se les acabarían los contratos, lo sabían los medios de comunicación,
que impidieron que se publicara e investigara al estar fuertemente
subvencionados por la propia Generalitat, lo sabían los jueces y fiscales, lo sabía todo
el mundo.
Demasiados pringados, lo mismo en la
Generalitat que en otros estamentos sienten miedo de que el "Molt
Honorable Pájaro" tire de la manta si se ve acorralado, pero pienso que
ocurrirá lo mismo que con el caso Banca Catalana, se extenderá un tupido velo porque el
nacionalismo catalán, entre otros, es mucho arroz contaminado para los débiles
gobiernitos de la nación española.
El único Estado en Cataluña es la
Generalitat, el otro, el Central solo está para pagar sus desmanes, para pagar a sus
proveedores, sus embajaditas mientras las demás Autonomías sienten el agravio
de ver el mimo en el trato preferente a los que se quieren separar de España. Estamos
viendo la perversidad de un sistema de autonomía máxima y sin ninguna lealtad
institucional de una comunidad con el Estado y las leyes que les han
proporcionado competencias nunca soñadas, y estamos viendo cómo se saltan a la
torera, una vez tras otra, las disposiciones de los Altos Tribunales españoles.
Sabemos, al menos algunos, que esto es una
falsa democracia donde unos pocos mantienen de rodillas a unos muchos, donde se
inculca el odio al otro, se dice que el otro, el Estado, les roba mientras no
paran de viajar a paraísos fiscales y lo más grave de todo es que se les ha
dado el arma más infalible, la Educación, manejada a su antojo inventándose una
historia falsa y alejada de la
HISTORIA de sus mayores que les hace
llegar al esperpento de enseñar que la Guerra Civil de 1936-39 fue de España
contra Cataluña, importándoles un pimiento el que aún queden generaciones que
vivieron esa guerra de españoles contra españoles.
El sometimiento de la “prensa libre” a los
políticos catalanistas ha permitido que las mentiras oficiales se difundieran
como verdades auténticas que todo “buen catalán” tenía que aceptar. O
convertirse en un “mal catalán”, así es la religión nacionalista, el que no se sube al carro queda señalado como hicieron los nazis con los judíos.
Qué Dios salve a España de esos políticos y
esas mafias nacionalistas que la están destruyendo.
Saudades - 2014
PD.- Es vergonzoso que filibusteros como Más y
Junqueras se arroguen el derecho a decidir sobre algo que nos afecta a todos
los españoles.
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