EN EL PARQUE DE MIS PASEOS

Esta tarde en mi paseo por el parque me he dedicado a mirar a una parte de nosotros mismos, a esos que nos cruzamos cada día y que aquí se transforman en personas que quieren dejar el estrés y los kilos corriendo. Para verlos mejor me he sentado al lado de unos abuelos, mis amigos.

Ellos, veteranos del parque y de la vida, se conocen a toda la fauna que por aquí pululan, entre la que me incluyo y me dicen: ¡siéntate y observa!

-¡Mira, aquél que viene le llamamos “macho man”! Efectivamente, un tío agraciado por la naturaleza y machacado en el gimnasio nos aparece corriendo y mirando a todos lados, para que le admiren, y veo unas jovencitas que se vuelven para mirarle y nos entra la risa floja. No pasa mucho tiempo y nos aparece “el emboscao”, me dicen que es muy tímido y tiene que ser verdad porque parece pedir permiso al aire para pasar, medio emboscado entre los setos para que nadie se fije en él. Y mira, ¡aquél es el “guindilla”! Y tienen razón, parece que le han metido, eso, la guindilla, por detrás y corre que se las pela con el culo por delante de los hombros.

Entre charlas y risas siguen apareciendo corredores, solos, en grupo y mediopensionistas, de todo. Y de repente me dicen: ¡Atenta la compañía! ¡Presenten armasss! No te lo pierdas “la martillo pilón”; otra vez que dan en el clavo los jodios. Una hembra de ciento ochenta centímetros, con piernas de luchadora de grecorromana, cintura fuerte y unos pechos ¡mamma mía que pechos! ¡Las mejores sandías de mi mejor sandial! Y no corre, no, salta, a cada salto parece que se va a despeñar el sandial. A nuestro lado la grita un señor: ¡Balones fueraaaaa! Me imagino el martillo pilón: golpetazo al ojo y al ombligo, ojo, ombligo, ojo, ombligo.... mientras tanto les pongo un babero a mis amigos, mientras, yo me relamo.

De repente me dicen, no pierdas ripia que no lo verás...se acerca Kung Fu, no terminan de decirlo y pasa a reacción haciendo Fuuuuuuuuu. Encendemos un cigarro y me dicen: ¡mira quién viene por allí, a ese le llamamos el “cámara lenta”, tranquilo que nos fumamos el cigarro y aún no ha llegado! Efectivamente, me recuerdan sus brazos a las aspas de un molino de viento queriendo insuflar aire a sus pulmones, y poco a poco, paso a paso, se nos acerca con la mirada perdida en el horizonte sin darse cuenta que a cada paso ese horizonte se aleja más de él, pero estamos convencidos que algún día llegará.

Lo mejor está por llegar, está llegando. Los tres nos ponemos de pie en posición de firmes, los pájaros se posan para mirarla, los árboles sueltan una alfombra de hojas para que las pise, los perros no ladran, los dueños tampoco, los jardineros miran..... Su reina y desde hoy la mía, pasa suave como si flotara, el aire le abre un sendero para volar de cielo en cielo, para pasear su belleza entre los humanos. La reina del parque ha pasado, nos ha dejado su perfume y su imagen, y nos premia con una sonrisa, en sus ojos y en sus labios.

Mis amigos la conocen por Dulcinea del Palacio de Cristal, me despido de ellos y me marcho con una sonrisa, la que me han regalado.

Saudades - 2014