MEDITACIONES DE UN LOCOPENSADOR

Pues eso digo yo, no era mi intención el mirarla pero ella se paseaba, se pavoneaba delante de mí, me miraba y remiraba, pero yo a lo mío que los líos no me van ni una pizca, yo a la meditación, algo que me enseño un santón, meditar sobre qué coño pintamos en esta guerra, yo lo que se dice pintar, pintar poca cosa, guarrear los lienzos pero no tengo nada de artista, lo único que se me da muy bien guiñar el ojo a las mujeres que se cruzan en mi camino de ida y vuelta.

Se sigue pavoneando delante de mí, pero yo haciéndome el bizco y mirando siempre para otro sitio, de ignorante como quien no ve la cosa. Y en realidad ella está para quitarme todas las penas penitas penas, pero... ni tengo ni he tenido penas, es una pena señora mía.

Sigo meditando, ahora sobre la relación carnal entre una araña y la mosca que cae en sus redes, es un amor profundo, tanto que la deja seca, a la mosca se entiende como seco me dejó una que yo me sé, me exprimió todos mis zumos, todas mis golosinas, me la dejó más seca que la de Tutancamón, pero al cabo de los días volvió a florecer, a ser la misma, juguetona y perseguidora de hembras hermosas de cualquier aldea, pueblo o villa.

Pues que quiere que le diga, meditando y meditando he levitado por esos mundos de sentimientos, he cumplimentado al amor y he visto como dirigía otros mundos, no el nuestro que está mandado por una caterva de agentes del mal y por miles y miles de insultos a la inteligencia, el amor está muy alejado de todo lo que corrompe al ser humano, el poder y el dinero.

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Me queda una moneda en un bolsillo, estoy descompensado, veo alguien más pobre que yo, le paso mi moneda y feliz ocupo su lugar.

 

Saudades - 2014