De profesión feriante, de pueblo en pueblo enseñando a las gentes que existen poderes ocultos que manejan a las sociedades.
Yo represento esos poderes ocultos, y muevo dos muñecos trajeados que representan a la casta política, esa tan descastada y tan falta de clase, esa donde pululan miles de trepas sin estudios y preparación pero que llegan a las cotas más altas de la política, y los llevo por donde quiero, que es lo contrario de lo que necesita el pueblo, y llevan enormes maletines cargados de dinero para comprar voluntades, para silenciar adversarios, para poco a poco hacer rebaño adormeciendo al espectador que no es otro que el pagano de siempre, el pueblo.
Les regalo multitud de cajas tontas y tragan toda la basura que les meto, y siguen a los políticos como si fueran Mesías… ¡Hay si supieran que sólo, y en su gran mayoría lo son porque no sirven para otra cosa…!
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Termina la función, el feriante recoge sus muñecos, los encierra en la maleta y se va con la música a otra parte, y allí todos felices porque comieron perdices, o lo que es lo mismo, les prometieron un mundo lo más parecido al Edén.
Algún día despertarán pero ojalá que no sea demasiado tarde.
Algún día despertarán pero ojalá que no sea demasiado tarde.
Saudades |
Estamos a expensas de tejemanejes sin escrúpulos ..que llevan a nuestro país a pique...mientras los no culpables intentamos ir tirando...
ResponderEliminarUn saludito Saudades.
Muy buena la foto.
ResponderEliminarRealmente manejan los hilos de nuestra vida. Pero da igual quien esté en el gobierno, todos los mandatarios manejan a su antojo al rebaño. Todosssssssss y en todos los países. Si no miren como está el Magreb, cuando las ovejas se descarrían (las personas piden derecho y abren los ojos) se lanza al lobo para que las devore (se tiran bombas a los civiles, disparos y linchamientos) En fin que el mundo está jodido.
Saludos
No sé muy bien por qué pero me he acordado de Pinocho.
ResponderEliminarAlgún día el pueblo romperá esos hilos, y como Pinocho, tomará vida propia, y sabrá valerse por sí mismo, sin hilos que le aten a ningún feriante sin escrúpulos, ni cerebro, ni corazón, ni ná de ná.