viernes, 4 de marzo de 2011

LUCES EN LA NOCHE




Se fue apagando, apenas quedaba luz en el cielo, poco a poco la noche se fue adueñando, poco a poco se fueron encendiendo luces en el firmamento, algunas eran halógenos, otras luces de xenon, y otras luces muy antiguas, apenas una llamita parpadeante de un color rojizo. La luna se hizo dama y señora y fue el espejo que me alumbraba el camino.

       

Me senté para empaparme de osas mayores y menores,  de silencios,  solo interrumpido por la brisa acariciando los álamos junto al río, por los peces saltarines queriendo también saludar al cielo,  y por mis pensamientos.
Mis pasos volvieron a resonar en medio de las soledades, el camino se estrechaba ascendiendo camino de las fuentes del río allá en la montaña, allí me encontraba con otros pájaros nocturnos, búhos, mochuelos que saludaban al pájaro  Saudades, y en esa soledad acompañada me encontré un pajarillo que se había caído del nido, le recogí con un pañuelo para no impregnarle de mis olores de macho andariego  y le deposité en el nido acompañado de una regañina para que no se volviera a caer. Después de mi pequeña buena obra del día, la única en los últimos meses,  o años, seguí mi camino cada vez más empinado, cosa que me gusta por aquello de empinar… el codo.
Y llegué a las fuentes, no a las del saber que soy un caso perdido para la ciencia,  y allá que me senté a admirar la pequeñez y la belleza de algo que será un río caudaloso; saqué la pipa de la paz y empecé a echar humo cual locomotora de vapor y me puse a pensar, la jodimos,  y pensé en ti, sí en ti  que me estás leyendo para matar el aburrimiento,  y que a mi lado has subido la cuesta para encontrarte con el agua fría y cristalina de esa fuente, y que en su camino saciará mucha sed en las personas y en los campos, en los animales y en las flores y que es fuente de vida.
Y poco a poco nos toca bajar, todo lo que sube baja, y nos encontramos a los otros pájaros nocturnos que nos despiden, y nos encontramos al pajarillo que ahora duerme en el nido, y nos encontramos a la luna que nos ilumina, y nos encontramos el sendero que se hace más camino y nos encontramos a la orilla el coche que nos espera para devolvernos a la polución, a los semáforos y al mundanal ruido.
Y si te ha gustado el paseo otro día lo emprendemos para tratar de descubrir las fuentes del Nilo, o las fuentes donde se bañan las sirenas… que hay mucha sirena suelta, me lo han dicho de muy buena tinta, la de calamar viudo.


Saudades

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2 comentarios:

  1. Me ha gustado el paseo. Seguiré acompañándote, a cierta distancia, vas muy deprisa y me cuesta seguirte.

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  2. Aliana, el próximo paseo lo haré más lento, con pausa, descansando para observar la naturaleza y admirando toda la vida que existe a nuestro alrededor, y en eso de vivir la naturaleza es sabia.

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