El andariego caminaba sin rumbo fijo, meditaba a cada paso, a cada golpe de aire que penetraba en su cuerpo, y captaba toda la amplitud de paisaje que le rodeaba, en un pequeño montículo, a lo lejos, veía una casa desvencijada, comida por la soledad y los años, y por el camino serpenteante comido por la maleza se acercó a ese trozo de historia sin presente, el tejado estaba hundido y las paredes resistían el azote del tiempo.
Me senté en un banco de piedra y miré a mi alrededor, aún se veían vestigios del pasado, como una fuente que no manaba o como árboles centenarios y cuarteados, en una esquina y protegido de las inclemencias encontré un rosal y en el rosal encontré una rosa, salvaje, libre, dejé ese monumento en su lugar de nacimiento, sin mancillarla, y recostado en la piedra centenaria tuve un sueño.
Estabais unidas, esperándome… tú, la rosa y tú, mujer.
. . .
. . .
Me levanté y seguí mi camino…
Saudades |
Rosa nueva que de las ruinas nace, rosa que no has de coger, déjala crecer. Sueña con su futuro que puede ser también el tuyo, pero no cortes su tallo, déjala crecer en libertad, algún día será gran arbusto y mil flores tendrá.
ResponderEliminarNo dejes de soñar............. algunas veces los sueños se hacen realidad
ResponderEliminarMujer, rosa, Saudades, un trío insuperable.
ResponderEliminarSusana
Las flores cubiertas de suaves pétalos con sus aromas... una deliciosa fragancia, que nos hace soñar y acariciar el corazón.
ResponderEliminarBesos.
Lo verdaderamente noble, bueno y bello permanece intocable en el tiempo, a pesar de las inclemencias, como el amor... Hermoso relato... Paty
ResponderEliminarCultivo una rosa blanca,
ResponderEliminaren julio como en enero.
Para el amigo sincero
que me da su mano franca.
No dejes de soñar amigo.
Un texto muy hermoso, besooos.:))
Las flores te las regalo yo a ti, eso suelo hacer con los cielos que se acercan a mi rincón.
EliminarUn beso a esa Luna que me sonríe,