CINCELANDO



Ella no tiene prisa, ninguna prisa, tardará cientos o miles de años pero el agua sabe que a la más dura de las piedras al final moldeará a su antojo, redondeará sus aristas como el escultor redondea en arcilla el cuerpo de mujer.

Muchas enseñanzas nos trae el agua, ella utiliza el arma de la paciencia, nosotros carecemos de ella, nos creemos autosuficientes aunque la vida nos dé un palo tras otro y nos vanagloriamos de nuestros éxitos aunque muchas veces sean productos de la casualidad o del entorno, somos reacios a dejarnos cincelar por las enseñanzas de la vida y nos convertimos muchas veces en rebaño, en masa que pierde su yo auténtico.

Podemos ser como el agua y dejarnos pulir nuestras aristas como ella hace, nuestros defectos, y tomemos de ella sus enseñanzas, saber que fue una gota que allá en la alta montaña al empezar el deshielo se unió a otras gotas, y juntas, unidas, empezaron un camino de vida que las llevó a recorrer, a veces, miles de kilómetros, ellas no sabían su  destino, nosotros tampoco, y un día se encontraron formando parte de una inmensidad llamado océano, allí se encontraron con otras gotas de otras montañas, de otros países, nosotros, a lo largo de nuestro camino encontraremos muchos obstáculos que con el tesón del agua salvaremos, encontraremos momentos plácidos allá en el río y si hemos conseguido redondear nuestras aristas sabremos mirar a la vida con otros ojos, los de la emoción del niño al descubrir cada día algo diferente,  algo nuevo.

Saudades - 2012