Stradivarius está feliz, trotamos como locos por la pradera sin importarnos el frío, sin importarnos que pasará después ni lo que ya es pasado, de repente, sin nada aparente que lo justifique pega un frenazo, acaba de ver lo que el tipo que va encima no ha visto, una yegua apetecible... se ve por la llanura haciendo vuelo sin motor a un jinete, y sin paracaídas.
No es de todo cierto, pararse se paró, y más dura fue la caída, se rompió los morros, un brazo, el badajo que quedó inservible para una larga temporada, allá quedó besando la tierra durante largos minutos.
Stradivarius no le daba importancia, es conocido que el tipo que va encima, un tal Saudades está hecho de otra pasta, sin tener en cuenta su locura congénita que no viene a cuento, le vemos que se levanta, hace unas flexiones, le sale de lo más profundo un ¡Aaaaaaaaauuuuugggggg!!!, y nuevo, con careto que no se sabe si va o viene, tiene la misma pasta que su primo lejano, lejanísimo diría yo, un tal Confucio que dijo “nuestra mayor gloria no se basa en no haber fracasado nunca, sino en habernos levantado cada vez que caímos”, esa es la vida del jinete a un caballo subido, a veces haciendo vuelo rasante como es nuestro caso de hoy, y es que es un eterno optimista, siempre probando situaciones nuevas, siempre experimentando, siempre dando un paso donde otros no lo darían, pero no ha nacido abismo que se le resista.
Un retazo, una brizna más de la vida del jinete de la loca figura, ese ser que siempre tiene la mirada al frente, siempre adelante, ese soñador de imposibles que un día al bajarse del caballo vio que el mundo está loco, que camina hacia su propia destrucción, y esto en la mirada de un loco con certificado de autenticidad ya es motivo para meditar.
Subo al penco, así le llamo cuando me gasta una broma pesada, seguimos camino, allá a lo lejos vemos una falda que mece el viento, dentro de la falda va una mujer, la mujer no parece de este mundo, tiene que ser del mundo de al lado, sus ojos me miran mientras su boca me lanza una sonrisa, ya es guapa, ya, la jodía...
Soy un soñador, ya lo dije, esto último es un sueño más.
Saudades
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Tus sueños son mágicos...
ResponderEliminarY sabes? el pobre penco solo te hace ser más fuerte.
Nunca dudé que cuando te caes te levantas bien pronto con la cara bien alta.
De eso se trata, de levantarnos ante las adversidades... siempre, con una sonrisa en la cara.
Y seguir adelante.. a pesar de los pesares.
Besitos grandes.. desde el mediterráneo.
Es verdad, muy mágico...
ResponderEliminarPerdón por pasar cada tanto, pero cuando puedo lo hago.
Un cariño y Feliz Navidad.
HD
Humberto, Feliz Navidad también para ti, gracias por acercarte.
ResponderEliminarAsí,siempre al frente,al trote o al galope o a vuelo rasante descuajeringándose,ja,ja,ja
ResponderEliminarPero adelante y abriendo nuevos abismos o descubriéndolos.
Viendo,absorbiendo,ensoñando,y todo lo que termine en ando o endo que te guste,je,je,je
Besos.
Los paseos de los dos son magicos, te levantas y ya nos regalas la aventura. Un abrazo
ResponderEliminarQué bonita moraleja Sau, no importa las veces que tengamos que caer para llegar a la meta, así es la vida un constante reto.
ResponderEliminarBesitos de mariposa hasta tu nube.
No sé porqué tengo el presentimiento de que un día de estos (cuando beses la tierra) nos vamos a quedar sin Saudades. Cuando dijiste lo de la mujer pensé que iba a invertirse la historia de la yegua, no sé, cosas que se me ocurren (o seré muy vengativa)
ResponderEliminar¿Me consigues un certificado? Es que tengo miedo existencial-propio.
Me gustan tus delirios.
Besos
Me gusta asomarme y leer tus historias. Saludos
ResponderEliminarNo importa caer una y mil veces si tras cada caída resume un levantarse.
ResponderEliminarLa enseñanza está servida:
“nuestra mayor gloria no se basa en no haber fracasado nunca, sino en habernos levantado cada vez que caímos”.
Claro que muchas veces la resultante de fuerzas opuestas no nos es favorable, estemos o no instalados en nube o tierra....
Hacía días que no te visitaba. Ha sido por causas justificadas.
Un abrazo
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