Historia desquiciada de un loco en un mundo de cuerdos, aparentemente:
I
Me acabo de escapar, que no se entere nadie… top secret.
Salí camuflado en el camión de la basura y empecé a sentir la inmensidad de ese mundo desconocido llamado “libertad”.
Rápidamente puse a funcionar el olfato para seguir rastro, siempre he tenido un sexto sentido para oler a gran distancia a una hembra en celo, y esta vez tampoco falló, me llevaba a unas dunas en mitad de ningún sitio y allí estaba, parecía la reina de las dunas, y me esperaba con las garras afiladas, era La Tigresa, que esperaba pieza, y la pieza fui yo.
La Tigresa y El Gallo rápidamente congeniaron, se retorcían de la risa por la arena y su sangre aventurera unida a la mía loca como una cabra y aventurera como un rebaño nos hizo jugar a mil cosas, al escondite, a las enfermeras, al tú la quedas, a las prendas, al túmbate que me tiro en plancha, al Doctor, Doctor, que me pica aquí, al ay si voy con lo que te doy, a la gruta de las sorpresas, a gritos y susurros, al bésame... bésame muuchooo... que tengo miedo a perderte...
¡Maaadreee que jartá!
Pero aquí El Gallo tiene sus limitaciones como cada hijo de vecino, y La Tigresa pidiendo más... pero mucho más... la jodía no sabe que los hombres tenemos nuestras limitaciones, que no tenemos pilas Duracel, que duran y duran y duran...
¡No Tigresa no!
El Gallo, con un par, después de casi dos horas de refriega se dio media vuelta y se puso a sobar tan pancho, como si ná, y es que uno para las cosas del dormir cumple con todos los preceptos. Y no soñé con La Tigresa, no, soñé que estaba en unos baños romanos mientras dos jóvenes vírgenes me daban friegas por todo el cuerpo y El Gallo flotando con el periscopio oteando el horizonte...
Desperté, allí me esperaba La Tigresa con los brazos en jarra pidiendo guerra, miré al periscopio que seguía firme y me dio el tiempo justo de retirarme cuando se tiró en plancha, si no me lo defunciona.
Y más madera, el escondite, la gruta de los suspiros, gritos en la noche, que si quieres arroz Tigresa, pues toma ración doble... las gilipolleces de siempre.
Todo lo que empieza termina y todo lo que se endurece se ablanda y El Gallo salió de allí cagando leches, le perseguían.
NOTA DE LA DIRECCIÓN
A quién pueda interesar:
Se hace saber que esta mañana se ha escapado de este Psiquiátrico de Navaltempujo y Cuesta Arriba un individuo peligroso para las mujeres, con graves trastornos y alucinaciones, atiende por el nombre de El Gallo. Se gratificará espléndidamente a quién le descerraje dos tiros, o más, y le mande a algún despeñadero como alimento de los buitres que no creemos que se envenenen.
II
Ha pasado el tiempo y esta Dirección y todo el personal del centro está muy apesadumbrado por el aviso que pusimos en toda la comarca. Nos han venido rastreadores y caza-recompensas de todo el mundo, la suerte es, que de momento no han dado con el paradero de El Gallo.
Hace ya un mes que se escapó del Psiquiátrico de Navaltempujo y Cuesta Arriba y por un lado tenemos una sensación de paz...
Pero al mismo tiempo todo el personal del mismo tiene sentimientos encontrados, por una parte una inmensa alegría, pero todos en el fondo notamos que nos falta vidilla. Y no es para menos. Aunque las que más sentimientos encontrados tienen son las enfermeras, ahora, por fin, ya se pueden quitar el cinturón de castidad, con doble candao de apertura retardada y con un ventanuco enrejado por donde poder lanzar el chorro cuando tienen ganas, pero por otro lado notan la falta de ejercicio con esas carreras antológicas perseguidas por El Gallo, lo mismo en las habitaciones, jardines que en las praderas y alamedas que rodean nuestro Ilustre Hospital con tapias de 10 metros de altura.
Lo que tiene más difícil solución es la reconciliación con los ex maridos de las doce enfermeras de plantilla que, cada uno en su momento, notaron que no les entraba la cabeza por las puertas de sus casas y emprendieron las de Villadiego, y cuanto más lejos mejor, donde no los conociera nadie. Se dice, se comenta, que todos acabaron en Nueva Zelanda apacentando rebaños.
Resulta que “El Gallo” en los 15 años que pasó con nosotros ya era uno más de la familia, era mucho más, un padre, un padre de 2 equipos de fútbol, uno que milita en alevines y otro que milita en infantil-B con sus correspondientes animadoras.
La congoja no me deja seguir, se me forma un nudo en la garganta que me tiene muy sentimental, pero prometo que cuando las aguas se calmen seguiremos hablando de nuestro amigo/enemigo El Gallo, ese semental con alucinaciones.
III
El tiempo pasa volando y parece que fue ayer mi escapada del Psiquiátrico de Navaltempujo, al principio y después de escapar de La Tigresa, hice auto stop y me paró un abuelete montado en borriquilla y allá que me subí en la plaza trasera.
Después me paró una limusina de tres pares de narices con una rubia platino dentro que me dejó tieso, y no sé que tendrá El Gallo que aunque feo, pero feo como un pedo, tiene un no sé qué y un qué se yo, o sea un sex appeal que no sé de quién coño lo habrá heredado.
Dicen que a los feos tienes que parirlos para quererlos, ni con esas, mi madre (una santa a decir de algunos) me tiró por tres veces al contenedor de la basura, pero aquí el futuro gallo siempre salía reptando y volvía a casa a gatas. Ya me tuvo que dejar por imposible, algunas veces me colgaba por los tirantes del ropero para no molestar, otras veces me dejaba olvidao en el súper pero yo siempre volvía, soy como el Nescafé que siempre vuelve por Navidad.
La rubia platino, que no me olvido de ella, la tengo aquí juntita, una vez paró la limusina a orilla de un riachuelo y allá que nos tumbamos en la verde hierba, se me insinuó y anda que le hace falta carrete a El Gallo… estuvo toda la tarde conociendo un cielo tras otro, vamos que conoció el universo entero, conocimos, ya no me suelta, se me ha encaprichao.
Nuestra chabola
Ahora mismo estamos disfrutando de la luna y las estrellas en una isla que dicen que se llama Bora Bora, me llevó en su jet particular y en esas estamos, dándole a la buena vida, al panza arriba y al panza abajo, según toque, al kamasutra, al colgao de la liana y al todo lo que entra sale, pero distinto.
Pero no sé qué pasará de un tiempo a esta parte que todos los tíos de la isla, los autóctonos, están con la mosca detrás de la oreja, se rumorea que siempre sueñan de madrugada que sus parientas dan grandes gritos de placer, los que no han dado nunca con ellos, y al despertarse las ven con una cara de bobalicona que tira patrás. Y piensan para sus adentros que la contraria ha tenido el mismo sueño que ellos. Esperemos que quede ahí la cosa.
Tengo una gran pena, mis enfermeras, en el fondo no las puedo olvidar, no puedo olvidar las carreras, el aquí te pillo aquí te mato, los churumbeles y churumbelas, el director y todos los locos como yo, éramos una gran familia, mi única familia, pero la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ay, ay (joder, ahora nos sale cantante)
El deber, o sea la rubia platino me reclama, besos a mi familia de Navaltempujo, algún día volveré.
IV
Desde el Hospital:
La vida sigue pero a peor, esto es un sin vivir, las enfermeras están de huelga de bragas (perdón) brazos caídos, están como zombis deambulando de un lado a otro, sin rumbo, y mira que algún zumbao macizo tenemos, pero no es lo mismo.
¡Malo es catarlo!
"Pichurri" la enfermera de mi pabellón
Los niños están como huérfanos, sin la alegría de El Gallo desde la grada animándoles, sin las pedorretas y cortes de manga que hacía a los contrarios, sin su calor.
Pero tenemos que empezar de nuevo, la vida sigue con él o sin él, pero nunca olvidaremos su cara cosa por otra parte imposible, está copiada exactamente en cuatro docenas de caritas, igual de feas, son igualicos a su padre los pobres, no se parecen a las madres ni en el blanco de los ojos, y ya es una pena, pero una gran pena.
Mañana ya hace dos meses que se nos fue y le tenemos puesta una vela a San Antonio y otra al Diablo para que nos lo conserven aunque sea en formol. Hoy nos han llegado otros cuatro internos, estos sí que están pallá, pero bien pallá, de momento les tenemos con cilicio de pinchos por lo que pueda pasar, estamos muy escarmentados después de sufrir a El Gallo y no pasamos por otro semental.
Del exterior no tenemos nuevas noticias, la caza y captura hace tiempo que se dejó y los cazadores se consuelan con todo lo que vuela… a la cazuela.
Me dice Crispula, la enfermera jefa, que de parte de todas le mande a El Gallo un beso muy grande, donde quiera que se encuentre, pero a saber dónde se encontrará ese pendejo descastao.
V
Ya va para siete meses que estamos en este paraíso, mi vida es muy monótona, ponerme ciego a comer, dormir en la tumbona, en la cama o en la orilla del mar hacemos otras cosas, también con los flotadores de la barriga cervecera me tumbo boca arriba en el mar y mano de santo, esto es vida, lo demás son gilipolleces. La rubia platino cada vez tiene más antojos, tiene la figura un poco desfigurá pero supongo que será de estar todo el día dale que te pego, no sé, yo de mujeres no entiendo ná, solo si están buenas, rebuenas, regulares o pa casarse.
Y además no entiendo ná de modas, resulta que todas las lugareñas les ha dao por tener panza (creo que se dice así) y no lo entiendo, en realidad sólo sé que cada dos horas me toca zafarrancho de combate, ¿que las mujeres quieren estar panzonas? Pues que estén panzonas no seré yo el que dicte la moda, eso es para las personas muy fisnas.
Pero siento saudades. Por estos andurriales dicen que si existe el Paraíso está aquí y yo mutis porque puede que sea cierto pero donde esté mi Navaltempujo que se quiten todas las rubias platino del mundo y todos los paraísos, que donde estén unas patatas con costilla en puchero de barro y a fuego lento que se quiten todos los mariscos, peces y pezones del mundo.
¿Y qué me dices de las enfermeras de mis entretelas?
Se me cae una lagrimilla pensando en ellas, en su abundancia de carnes, pero prietas, en sus morritos, en sus... perfumenes mujer... los que me sulibeyan... los que me sulibeyan... son tus perfumenes mujer... (joder, este tío, con lo mal que canta va para Eurovisión)
Ya va tocando zafarrancho, la rubia platino acaba de salir de la cabaña a pelo y ondulando las caderas en un baile de la polinesia que me tiene encendido, es mi sino, dar a manos llenas cariño, compañía, corazón y alguna calada al cigarrillo para que se entere de quién lleva los pantalones, aunque a decir verdad hace tiempo que no llevo ni la hoja de Adán.
VI
Ya estamos aquí hace diez meses, la rubia platino fue madre, el médico que la asistió la dijo que si le daba el consentimiento se llevaba al niño como atracción al zoo municipal, de lo feo que era. La rubia platino, muy ofendida le mandó con viento fresco, ahora ya tenía un gallo y un pollito.
En otra ocasión hablaba yo de las modas femeninas, pues es moda, la isla está revolucionada, han nacido en los últimos dos meses más niños que en los últimos veinte años y no dan con el motivo, no han tenido apagones como los de New York ni ningún virus mutante, ni alienígenas, que se sepa, y ocurre que todos los vástagos son más feos que el culo de un chimpancé.
Algunas madres, la mayoría, los han querido donar para la Ciencia, o para el Circo pero nadie se quiere hacer cargo de ellos, son una rémora.
Yo ya estoy cansado de no hacer nada, le he comentado a la rubia platino que podíamos emprender el vuelo a otros mundos, que esta monotonía me está matando y me ha prometido pensárselo.
Malo es pensar, como yo, que últimamente no paro de pensar en mi gente de Navaltempujo, en mis enfermeras del alma, en mis churumbeles ya tanto tiempo huérfanos de padre, en mis carreras persiguiendo pieza, y aquí me lo dan todo hecho, solo tengo que mirar y entrar, definitivamente me faltan alicientes.
Ahora lo que es verdad es que me encuentro de vacaciones, el periscopio lo tengo encerrao y no es que no apetezca, no, es que no se levanta, yo supongo que después de grandes guerras vienen grandes momentos de paz.
Será eso.
VII
Esto no es lo que era, el giro es de 180 grados, a la rubia platino últimamente le dio por la meditación y meditando, meditando ahora estamos en una comunidad budista en el Nepal. El niño es su orgullo, feo, pero feo que echa para atrás, como su padre, pero es más listo que el hambre.
Y aquí me tienes Navaltempujo de mi vida, meditando, lo que no había hecho en mi vida.
Los monjes calvos intentan enseñarme los principios del budismo, me hablan de Siddahartha Gautama, hijo de un rico gobernador cerca de lo que hoy es el Nepal y que un día salió de las paredes del palacio y descubrió el lado oscuro de la vida.
Vio cuatro cosas que cambiaron su vida para siempre: un hombre anciano, un hombre enfermo, un hombre muerto y un mendigo. El sufrimiento que vio a su alrededor le hicieron abandonar el lujo de la vida de palacio y buscar la respuesta al dolor y el sufrimiento del ser humano.
De momento no quieren forzarme más dadas mis cortas entendederas, lo cual agradezco, yo no he venido a este mundo para pensar, soy el sembrador, ese que lanza la simiente en terreno que la acoge con amor y la germina, solo soy eso, un sembrador, más conocido por El Gallo.
La rubia platino ha perdido sus apetencias sexuales, ahora la encuentras en la postura de la flor de loto mirando al vacio horas y horas, me he convertido en un fantasma con túnica naranja que no encuentra con quién desfogarse. Temporadas de mucho, vísperas de nada.
Meditemos:
¿Qué coño pinto yo aquí cuando mis enfermeras no salen de la mieja de cerebro pensante que tengo entre las orejas?
VIII
Tengo frío, no me acostumbro a este cambio, hemos pasado de un clima tropical al frío de la alta montaña, hemos pasado de la abundancia a lo mínimo indispensable, y la rubia platino ya no es la misma, el misticismo la rodea por todas partes, menos por una, que soy yo.
El pajarito está congelao, los pocos pensamientos que tengo están pasmaos, y yo vago por las frías aceras como alma en pena, algún turista incluso me quiere dar una limosna, pero no los hago caso, soy el alma que levita por los caminos del vacío.
En un arrebato le he dicho a la mística que no aguanto más, que esto no es lo mío, que yo soy un alma en pena, que nada me une a esta tierra. Y ella me comprende y me dice que puedo marchar cuando quiera, que ella pondrá los medios para devolverme a esos lugares que añoro, pero que ella se queda con el pollito, con ese cordón umbilical que le une a mí y a mi recuerdo.
Al fin y al cabo a mi poco me importa, tengo muchos pollitos, y casi todos están muy lejos, y sé que los de Navaltempujo me echan de menos, casi tanto como yo a ellos.
Pasó el tiempo pero no el deseo, y cuando menos lo esperaba me dijo la mística que todo estaba preparado, que vendrían a recogerme y me llevarían a mi tierra, a la tierra prometida.
Y así fue.
Me despedí de la rubia platino y del pollito, mi vivo retrato, y no volví la vista atrás, marché ligero de equipaje a la tierra que llevaba en el corazón.
IX
El Hospital poco a poco volvió a la normalidad, ya pasaron cuatro años sin noticias de El Gallo, pero en todo este tiempo nadie ha podido olvidarlo, fue el personaje que lo sacó durante largo tiempo de la monotonía, aunque nos tenía en vilo a todo el personal. Por aquí han pasado muchos, pero la mayoría para el olvido.
Me viene a la memoria una noticia que salió en toda la prensa hará ya más de dos años. Sucedió en una isla de la Polinesia y fue un repentino y masivo nacimiento de niños y todos iguales, iguales de feos, por asociación de ideas todos pensamos en El Gallo y nos partíamos de la risa, pero solo fue eso, una coincidencia.
A las enfermeras las hemos obligado a hacer ejercicio, al menos una hora al día, desde aquél fatídico día de la huida ya no tienen motivos para echarse aquellas carreras perseguidas por El Gallo, y que marcaron toda una época, es bueno el ejercicio para evitar ponerse fondonas.
X
Ha sido largo el camino, me encuentro muy cansado pero revitalizado por la cercanía, el coche me está acercando a mi pueblo, parezco alguien importante con chófer de uniforme, pero solo soy El Gallo, un loco con alucinaciones que un día escapó de su hogar creyendo que alcanzaba la libertad, y no me daba cuenta que mi libertad estaba entre aquellas cuatro paredes y entre aquellas personas que cada una a su manera me querían.
Se abre el portón del Hospital y por el camino de gravilla avanza el vehículo muy despacio como le he pedido al chófer.
Me vienen a la memoria todos los momentos aquí pasados, en cada seto, en cada árbol, en cada pradera o jardín persiguiendo una quimera o una enfermera, es lo mismo.
¡Y cuánto lo añoraba, sentía unas enormes Saudades!
. . .
El recibimiento fue apoteósico, el Hospital organizó una pequeña fiesta para recibir a su hijo pródigo, incluso organizaron un pequeño baile en el jardín al que asistimos todos los locos acompañados de todos los cuerdos, las enfermeras estaban que daban saltos de alegría y me mandaban guiños y besos.
Yo, El Gallo, ese loco con alucinaciones me encontré de repente como en casa, sin darme realmente cuenta que esta era mi única casa, las otras fueron habitaciones extrañas en países extraños, conocí la libertad, los amplios espacios, pero no eran los míos, esos estaban aquí, entre cuatro paredes.
PD.- La locura es un largo camino por los regatos ocultos de la mente, esos caminos no pisados por el común de los mortales, pero ¿quién no ha estado loco alguna vez?
¿Por qué se confunde locura con amor? ¿Por qué se dice loco de amor o locura de amor?
Saudades.- La cordura es vivir la vida dejando a un lado el corazón, la locura es utilizar el corazón para vivir la vida. Hay otras locuras, que nos convierten en juguetes rotos.
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Saudades |
Yo no sufro de locura… la disfruto a cada minuto
Me ha gustado tu relato lleno de sensibilidad, humor y originalidad, lo intuí al comenzar.
ResponderEliminarAlgunos párrafos nos hacen reflexionar como la escapada a la libertad.
Tienes madera de novelista.
Un abrazo.
Goriot.