MI PASEO DOMINGUERO

Era domingo, antes que el lunes y después del sábado, soy más listo que yo qué sé, estaba paseando a lo largo y corto de este mundo traidor, por el campo plagado de flores, abejas, pajarillos, mentecatos... sólo yo, el sol que me pegaba de plano,  cuando allí, rodeada de flores estabas tú, la Princesa de mis sueños, roncabas feliz soñando con tu príncipe azul o verde, no recuerdo, y mira por donde va y llega el Jefe de la famosísima aldea Navaltempujo y te Escoñas, famosa en el mundo entero porque no la conoce ni el diablo, para eso la tenemos escondida, no te jode.

Me senté, retumbaba la Tierra como si un volcán en sus entrañas estuviera a punto de salir a la superficie, pero no, eras tú, tus dulces ronquidos semejaban rugidos, los míos, y me dije para mis adentros que habíamos nacido el uno para el otro, con nuestra dulce melodía ni los mosquitos nos aguantaban... me tumbé a tu lado, me quedé dormido.

Cuenta la leyenda que allí no pararon ni los pájaros, ni las abejas ni las flores del infernal ruido que ambos contendientes producían, parecía un terremoto, un movimiento telúrico, el fin del mundo.

Pero nosotros felices porque la felicidad está en la cercanía, en roncar y rugir al mismo tiempo, en sentir la madre tierra que nos abraza, el sentir como se escapan las nubes y todo bicho viviente.

Y despertamos después de aburrir incluso a las piedras, nos miramos y una flecha atravesó nuestros corazones y así estamos, con el corazón jodido.

Así es la vida... un frenesí

Saudades

¡Que lo encierren, COÑO!!!!